Uno de los mayores retos en la vida, es mantener la armonía entre el hogar y el trabajo, porque ambos son importantes y a su vez, demandan tiempo y atención. Pero la dificultad que representa lograr dicho equilibrio, no justifica que dejes de esforzarte por alcanzarlo. Así que, antes de darte por vencido, intenta encontrar el balance ideal siguiendo estos consejos:

• Incluye a tu familia en tu agenda: la razón por la que no te queda suficiente tiempo para dedicar a tus parientes, es que no los tienes en cuenta al momento de distribuir tu tiempo. Priorízalos, ello no significa que descuidarás tus compromisos, sino que asegurarás que siempre tendrás espacio para atenderles y disfrutar de ellos.
• Haz llamadas a tus familiares: no siempre el contacto con ellos debe ser personal, especialmente cuando se trata de aquellos que no conviven contigo. Así que, esfuérzate por mantener el contacto telefónico o a través del correo electrónico. Esto solo te tomará unos pocos minutos de tu día.
• Deslígate del trabajo cuando estés con tu familia: del mismo modo en que no debes distraerte con asuntos personales cuando estás en tu horario laboral, tampoco es correcto que hagas lo opuesto. Si te has organizado bien, salvo ciertas excepciones, no tendrás que lidiar con dichas situaciones.
• Involúcrate en sus actividades: en los momentos que reserves para compartir con tu familia, debes darle la mayor atención. Sé partícipe de sus vidas, entérate de lo que hacen  y apóyales en cada reto que asuman.
• Cuéntales sobre tu trabajo: muchas veces, los problemas de comunicación e incomprensión, se producen porque los familiares no están al tanto del nivel de compromiso que se tiene. Al compartir con ellos los detalles de tu vida laboral, les das la oportunidad de que se pongan en tus zapatos, te apoyen y te exijan según tu capacidad.

Tal vez te lleve cierto tiempo alcanzar el balance perfecto entre familia y trabajo, pero poniendo en práctica estos sencillos consejos, verás que te encaminas hacia ello. Recuerda que todo reto requiere esfuerzo para ser superado y este no es la excepción.