La forma en que manejamos las finanzas personales puede constituir la diferencia entre una vida de éxito o ir derecho a la bancarrota. Y que quede claro, eso no depende de la situación económica mundial, la inflación ni otro aspecto externo, sino absolutamente de nuestras decisiones en esta área. Un principio básico que por ninguna razón debería violarse es tratar que salga más de lo que entra; es decir, nunca gastemos cantidades superiores a las recibidas.
No existe una carrera universitaria que enseñe a gestionar los ingresos o a hacerse rico, ni siquiera a invertir; el enfoque se orienta a graduarnos y convertirnos, simplemente, en empleados. En consecuencia, en cuanto recibimos el primer salario nos creemos los amos del universo y empezamos a gastar en exceso, entrando en la rueda del hámster: trabajamos, generamos deudas y las pagamos, en un insatisfactorio ciclo sin fin.
¿Este problema tiene solución? No es fácil; pero, si es factible. Debemos aprender a generar ingresos adicionales que nos permitan superar las limitaciones de un empleo y alcanzar la libertad financiera. Para ello, quizás sea necesario solicitar un préstamo a una institución bancaria y allí es donde podrían aparecer las trabas.
¿Cómo mantener sana la calificación crediticia?
El dicho popular “el que la hace, la paga” también aplica al mundo financiero. Si has sido irresponsable con tus deudas tendrás problemas para obtener créditos que te ayuden a controlar las circunstancias que enfrentas o simplemente renovar tu estilo de vida ampliando tu negocio, comprando vivienda, invirtiendo en divisas, etc.
Para mejorar tu capacidad crediticia:
- No mientas ni te apresures al llenar una solicitud de crédito. Lee cuidadosamente y suministra toda la información solicitada.
- Usa tus tarjetas con sabiduría. No permitas que lleguen al tope y cancela mensualmente la deuda total. Si no puedes, abónales la máxima cantidad posible o al menos el monto mínimo antes del vencimiento.
- Recuerda que un retraso en la satisfacción de los compromisos se refleja en el informe crediticio por años. Paga tus facturas a tiempo o contacta a tus acreedores, es viable que acepten establecer un programa menos riguroso.
- Revisa tus estados de cuenta periódicamente y asegúrate de que todos los datos sean correctos.