Desempeñarse en el ámbito empresarial requiere estar muy atentos a los pasos que se deben seguir, a fin de poder lograr los objetivos propuestos. Nadie que haya alcanzado el éxito, lo ha hecho mediante atajos, sino cumpliendo las fases que componen cada proceso.
Asumir con claridad esta idea es esencial si se quiere entender de qué se trata una startup y no confundir sus retos y exigencias, con los de una scaleup. En este sentido, para saber dirigir el rumbo empresarial por el camino correcto es necesario conocer qué las distingue. Si todavía no conoces sus diferencias, he aquí tres de ellas:
Startups vs scaleups
- Son fases diferentes de una empresa: como su nombre lo indica se llama startup a aquellos proyectos de innovación, generalmente tecnológica, que se encuentran en su etapa inicial y de los cuales se espera un gran impacto. Podrá hablarse de scaleup cuando estos hayan alcanzado una tasa de crecimiento sostenida por al menos tres años.
- Su financiamiento es distinto: esto es una consecuencia directa de la distinción anterior, debido a que se trata de fases diferentes de un proyecto, las startups inician su actividad sin fondos propios. Las scaleups por su parte generan ingresos y oportunidades de empleo.
- Liderazgo: las habilidades y destrezas que exige una empresa naciente no son las mismas que requiere aquella que ha experimentado el crecimiento. Administrar un negocio y tomar decisiones que solo afectan a un pequeño equipo, no es igual cuando aumenta el número de departamentos. Por ello, es común que los directores de las startups no sean los mismos al momento de hacer la transición a scaleup.
Estas diferencias dejan ver una realidad que algunos pasan por alto: el cambio de paradigma que implica la transición. Si no se tiene un enfoque claro sobre los retos que ambas etapas traen consigo, aunque la startup logre consolidarse y convertirse en una scaleup, no se tendrá la estabilidad que exige dicha fase.
Por tanto, es esencial hacer una planificación en la que se prevean los posibles cambios que deban realizarse en el futuro y disponerse a llevarlos a cabo cuando sea oportuno. De otra forma, no se tendrán bases sólidas para mantener el éxito.