Cada vez más los seres humanos nos damos cuenta de lo importante que es preservar nuestro cuerpo, el paso del tiempo el inevitable, pero lo que si podemos controlar es la serie de hábitos que tenemos para sentirnos bien ahora y garantizar un estado físico saludable mañana. El ejercicio es una de esas prácticas que al ser incorporadas en el día a día nos mejora la vida.
Nuestra vida profesional muchas veces nos demanda estar detrás de un escritorio o de un ordenador resolviendo asuntos. En resumen se nos pasa el día y hasta la semana y nos olvidamos cuán importante es activar nuestros músculos y articulaciones, que también ayuda a regularizar nuestra circulación.
Probablemente no nos damos cuenta, pero con el tiempo el deterioro que produce aquello que dejamos de hacer hoy se va acentuando, algunos entrenadores personales insisten en que si en un futuro no quiere invertir todos sus ahorros en el doctor, comience por inscribirse desde ya en un gimnasio.
Nuestra productividad en el trabajo puede ser mucho mayor si incorporamos alguna actividad que nos ayude a dispersar la mente, a veces nos embotamos y nos llenamos de estrés y la manera más sana de sacarlo de nuestro sistema es haciendo ejercicio, no necesariamente en un gimnasio, también puede ser al aire libre, desde el primer día será notoria la mejora en tu nivel de energía.
¿Has escuchado que el sedentarismo es el nuevo tabaquismo? Pues esto alude al hecho de las consecuencias nefastas que puede traernos vivir nuestra vida entre el trabajo y las obligaciones sin hacer algo por sentirnos bien. Y es que ya no solo se trata de estar en forma, la mayoría de los médicos junto a la receta de un medicamento piden al paciente hacer un poco de actividad física.
Cuando te sientes bien te enfermas menos y esto hace que cumplas con mayor entusiasmo tus tareas durante el día, el beneficio fundamental de lo que hemos desarrollado en las líneas anteriores está en tu mente y en esa agradable sensación que produce en el ser humano hacer algo beneficioso por sí mismo.