Las finanzas personales incluyen el presupuesto, ahorro y gasto de los recursos pecuniarios de un individuo o una familia, a través del tiempo. Debe considerar los riesgos económicos y las posibilidades a corto, mediano y largo plazo. Asimismo, tiene en cuenta los productos bancarios, las inversiones (mercado de valores, bonos y otros) y los seguros (de vida, de salud, de invalidez y más).
La clave aquí está en la planificación. Se trata de un proceso de gran dinamismo que necesita de seguimientos, ajustes y evaluaciones frecuentes. Sus plazos abarcan la definición de las metas, la elaboración de un plan detallado y la ejecución. Y para triunfar se requiere disciplina y perseverancia.
Las áreas hacia las cuales se orienta la planificación son:
- Posición financiera: saber cuáles son los recursos con los que se cuenta es primordial. Para este análisis hay que considerar el patrimonio, flujo de efectivo, balance personal, etc.; es decir, todos aquellos elementos vinculados a la cuantificación de activos y pasivos, ingresos y egresos.
- Protección: punto relacionado con las pólizas de seguro. Los riesgos que requieren de una apropiada cobertura serían la propiedad, la vida, la discapacidad, la salud, etc. Asesorarse bien es fundamental.
- Planificación fiscal: el pago de impuestos es uno de los aspectos a prestar suma atención. También es importante apartar mensualmente una cantidad equitativa del monto total anual con este fin y conocer las deducciones fiscales y los créditos que las leyes permiten aplicar en cada caso.
- Inversión: a la hora de los grandes acontecimientos, como comprar una casa, un vehículo, montar un negocio, enviar un hijo a la universidad o ahorrar para el retiro, es conveniente contar con un fondo generoso que cubra esas necesidades. Recordando que la tasa de retorno del instrumento elegido debe superar la inflación.
- Jubilación: ¿cómo distribuir los recursos cuando llegue el momento, cubriendo con holgura el déficit de los ingresos? Muchas empresas patrocinan un plan de retiro para sus empleados con pequeños aportes mensuales, conviene acogerse a él y buscar una alternativa adicional.
- Impuestos de sucesión: hay que tener presente la disposición de los bienes después de la desaparición física. Y no olvidar que, si la repartición a los herederos se hace en vida es posible esquivar legalmente dichos tributos.