El mundo empresarial está caracterizado por la toma de decisiones. Un error, significa quedarse atrás en la intensa competencia que se desenvuelve en este sector. Por eso, cada aspecto por pequeño que sea, requiere ser detenidamente analizado para después proceder de la forma más conveniente.
Uno de estos factores, es el precio de venta que se le asigna a un producto o servicio. Puede parecer que simplemente se requiere determinar la inversión y calcular el margen de ganancia, pero es un procedimiento más complejo. Y es que las equivocaciones que se cometen en torno a dicho tema, traen consecuencias tan severas que influyen en la quiebra de un negocio.
En este sentido, el precio debe determinarse analizando tres factores fundamentales: costos, gastos y dividendos viables. El primer aspecto, abarca la inversión total en la elaboración del producto, adquisición o realización del servicio.
Los gastos, por su parte, se refieren a la determinación de los costos derivados del pago de profesionales, servicios públicos, empleados, alquiler, comisiones, fletes y todos aquellos requeridos para realizar la comercialización. Posteriormente, debe establecerse un porcentaje que represente el beneficio que corresponde a la empresa por su rendimiento.
Ni calvo ni con dos pelucas
Establecer un precio excesivamente alto puede ser tan contraproducente como uno que esté muy por debajo del promedio. Debemos partir de la idea de que, aunque los clientes no son expertos en el análisis de costes, sí son capaces de reconocer el valor de un bien.
En virtud de lo anterior, cuando el cliente percibe que se le está cobrando más de lo que debería pagar, siente desconfianza hacia la empresa. Dicha sensación, parte de la presunción de que esta no lo comprende, ni piensa en sus intereses y necesidades.
Por otra parte, cuando el precio es muy bajo, lejos de llamar la atención con una oferta atractiva, la marca pierde credibilidad. Y es que, en la mayoría de los casos, los productos que poseen un valor demasiado inferior al previsto por la competencia, son los que tienen una calidad deficiente.
Como puede observar, se trata de un proceso complejo. La forma más segura de llevarlo a cabo, es creando un equipo de expertos, que realicen los estudios de mercado pertinentes, a fin de establecer precios que contribuyan al logro de los objetivos de su negocio.