La generación que se hizo adulta a principios
del siglo XXI es llamada millennials y su calificación ha estado ligada desde
el principio a una serie de errores y falsos conceptos que hasta ahora se
vienen dilucidando. Uno de estos ejemplos es una afirmación emitida en el 2001,
según la cual existía una diferencia entre los denominados digitales “nativos” y
los “inmigrantes”.
Los primeros son aquellos que desde su
nacimiento estuvieron rodeados de la alta tecnología y por ende, la controlan
de forma natural; los segundos pareciera que carecen de tal habilidad. La
realidad se ve contradicha por el hecho de que el perfil de usuario permanente que
más se consigue en las redes sociales no es de adolescente, varía entre los 30
y 40 años de edad.
Las
falsas etiquetas han causado problemas
Creer que existe una superioridad en el empleo
de los dispositivos tecnológicos, como si se tratase de un origen genético, ha
dado pie a una dificultad mayor: el nivel de ignorancia de los jóvenes de hoy
debido al escaso apoyo recibido de sus padres y maestros. Estos se sintieron
inadecuados y pensaron que la nueva generación estaba mejor preparada que
ellos; así, los millennials tienden a ser socialmente limitados y manejan sus
relaciones interpersonales de una manera muy simple.
Los adultos creyeron que los niños y
adolescentes eran superdotados; en consecuencia, en la mayoría de los casos los
dejaron crecer como “huérfanos digitales” sin enseñarles las reglas básicas de
convivencia social en consonancia con las tecnologías vanguardistas. De este
modo, gente que ha crecido con un acceso ilimitado al conocimiento ha
demostrado ser perfectamente ignorante respecto a la cultura general.
Las herramientas disponibles se utilizan solo
para obtener un placer instantáneo y efímero, de carácter superficial, sin
pretender sacar una lección de vida de toda la riqueza de este material. Con
esto cualquier aplicación que pudiera serles útil es tratada apenas como una
oportunidad de compartir mensajes instantáneos que no se distinguen por la
profundidad de su contenido.
Lamentablemente, los llamados millennials han
terminado convirtiéndose en una “generación perdida” en lo referido al uso y
aprovechamiento de los recursos tecnológicos. ¿Es este un problema con
solución? Solo el tiempo lo dirá, mientras tanto hay que empezar a pensar que
hacer con sus descendientes.