La reputación de una persona u opinión que sobre la misma tengan sus conocidos y familiares, se podría decir que constituye uno de sus más grandes activos, por lo que debe protegerla siempre. Un pequeño desliz y se pierde, e igual que una cáscara de huevo rota no se puede recomponer, el prestigio es muy difícil o casi imposible de recuperar. En el caso de las empresas conservar la imagen es imprescindible para conseguir las metas propuestas.
La reputación online es muy delicada, porque si bien es cierto que, gracias a Internet una firma X puede tener como clientes gente en cualquier parte del planeta, con la globalización de las comunicaciones la gran mayoría de los clientes potenciales van a hacer una investigación antes de adquirir nada.
De ese modo se van a enterar de cómo son evaluados los productos X o porqué gustan o dejan insatisfechos a los consumidores, y solo después tomarán su decisión de compra.
Asimismo, conocerán que otros productos son más recomendados, cuáles servicios proporcionan las mejores garantías o que compañías atienden adecuadamente a sus clientes. Y esas opiniones serán tenidas por valiosas dentro del público aunque sean falsas. ¿Qué significa eso? Que un bien comercial puede ser enaltecido o destruido gracias a la difusión de mentiras o medias verdades pagadas por la misma empresa que los elabora o por un competidor desleal.
¿Qué hacer ante la desinformación masiva y malsana?
Tanto los empresarios como el público en general deben ser muy cuidadosos para no ser engañados. Si usted es un posible comprador, sea crítico y fórmese una opinión propia sobre las evaluaciones que otros han hecho del bien que le interesa. No se quede con el primer comentario; por ejemplo, si consigue 5 veredictos favorables y uno terrible, es probable que ese último tenga una mala intención y pueda descartarse.
Por el contrario, si todos dicen que ese artículo es de mala calidad y uno de los comentarios lo alaba, hay bastantes probabilidades de que lo haya emitido la misma empresa que lo fabrica o comercializa y no sea fiable. ¿Tiene una tienda online? Lo peor que puede hacerle a su negocio es gestionar erróneamente las críticas. Atienda a sus clientes, lea con atención sus comentarios, aprenda a identificar los malintencionados y de una respuesta rápida en cada caso.