En la actualidad, la mayoría de las estrategias de marketing están basadas en los métodos más nuevos, ignorando casi por completo, el potencial de aquellos recursos menos recientes. Esto es lo que ocurre con las marcas blancas, las cuales están siendo aprovechadas por diversos sectores y su crecimiento está empezando a alarmar a quienes las han descartado como método eficaz para incrementar sus ventas.
La venta de producto, a través de marcas blancas no es nada nuevo. De hecho, su origen data desde finales la Segunda Guerra Mundial y hoy en día, así como entonces, siguen siendo una alternativa que capta a un gran número de consumidores gracias a la competitividad de los costes de sus productos.
Hay un hecho innegable y es que, al consumidor le llaman la atención los productos económicos. Descartando aquellos que por su naturaleza son de lujo, las personas siempre están atentas a las ofertas y a la posibilidad de obtener calidad a coste asequible. Precisamente esa, es la combinación que ofrecen las marcas blancas, las cuales logran reducir el valor de su producción hasta un 40%.
Cuando el consumidor es consciente de la calidad del producto y además percibe que es más barato que el de las marcas reconocidas, indudablemente se inclina por él. Sin embargo, el éxito de esta propuesta requiere de algo que más que buenas ofertas.
Los consumidores se hacen cada vez más complejos, ya no solo interesa el producto, sino de su contenido y se preocupa porque este realmente satisfaga sus necesidades. En este sentido, es indispensable transmitirles que se les brindará una experiencia que aumentará su calidad de vida.
Otro aspecto que debe potenciarse cuando se emplean las marcas blancas como estrategia de marketing, es la responsabilidad social. A nivel mundial se está haciendo un gran esfuerzo por lograr una mayor conciencia ecológica y esto afecta la opinión en que las personas tienen sobre los productos que consumen, lo que representa la exigencia de brindar una oferta sostenible.
No cabe duda de que en las marcas blancas hay un gran potencial para impulsar las ventas. No obstante, la estrategia debe ser aplicada teniendo en cuenta al buyer persona, de manera que la propuesta no solo sea atractiva por los precios asequibles sino también por satisfacer sus otros intereses.