Cuando una persona continuamente toma decisiones o emprende negocios que triunfan, tendemos a creer que goza de buena suerte; así decimos, los millonarios son afortunados. La verdad es que el sino se lo crea uno mismo entrenándose para que sea el cerebro el que gobierne las acciones y no las emociones.
La llamada intuición o sexto sentido carece de naturaleza mágica, es tan solo la capacidad desarrollada de reconocer las circunstancias y el contexto en que aparecen. Es decir, de conectar lo sabido (lo viejo) con lo vivido (lo nuevo) de manera acertada para producir la respuesta más favorable.
Una aplicación práctica la encontramos en los adivinos que fingen tener visiones, de donde obtienen información acerca de una determinada situación. En realidad estas personas han estimulado su habilidad de observación a extremos impresionantes, y con unos ciertos conocimientos, que les sirven de base, logran todas esas “maravillas”.
¿Qué hacer para incrementar esa capacidad?
¡El entrenamiento es la clave! Contrariamente a la creencia popular, el cerebro emite respuestas instantáneas; o sea, no se detiene a pensar. Por esta razón, las situaciones complicadas hacen que generemos preguntas alternas cuya contestación es simple u obvia, pero que, sin embargo, puede ser errónea.
En el caso del tema financiero, esto pudiera resultar contraproducente. Por eso, es conveniente estar preparado para lo que se presente. El primer paso es familiarizarse con los conceptos y definiciones fundamentales. Términos como inversión, financiación, recursos propios o ajenos (préstamos o apalancamiento), activo, pasivo, patrimonio, capital, liquidez, solvencia, rentabilidad, etc., deben ser conocidos y de uso común.
Luego conviene tomar cursos básicos de contabilidad, manejo estadístico, finanzas, etc. Ya sea, online o simplemente consiguiendo los libros de texto y estudiando por su cuenta. También es necesario mantener el espíritu en alto leyendo sobre las historias de éxito de los acaudalados y grandes artistas financieros de todos los tiempos.
La biografía de Walt Disney, John Rockefeller, Andrew Carnegie, Henry Ford, Cornelius Vanderbilt, Ray Kroc, Soichiro Honda, etc. pueden resultan sumamente inspiradoras. Asimismo, las lecturas de motivación personal y autodesarrollo, entre los cuales destacan Robert Kiyosaki, Camilo Cruz, Anthony Robbins, Daniel Coleman, Wayne Dyer, etc. no deberían faltar en su biblioteca. Con una preparación adecuada, cualquier oportunidad podrá aprovecharse al máximo.